martes, 30 de agosto de 2011

En un momento breve de soledad acompañada...

Mientras veo la habitación donde descansamos a oscuras y escucho la forma en la que le enseñas  a nuestra hija cosas del colegio, recuerdo con nostalgia los momentos en los que mi mamá lo hacía conmigo. La música que suena en los parlantes de la portátil me hacen sentir más nostálgico aún. Sentimientos encontradas fluyen a través de mis dedos y esta vez, luego de mucho tiempo, siento nuevamente algo de soledad mientras no estoy solo, esa tristeza efímera de no poder retribuir de la forma en la que se merece tan grata compañía...

Mi isla de recuerdos premeditadamente me pedía una pizca de atención en una tarde que se va convirtiendo en noche. Veo la pantalla alumbrando el anillo de mi dedo anular derecho y nuevamente siento más nostalgia, siendo ahora un padre de familia mi memoria pide un homenaje a los tiempos pasados. Pensando en las fotos con olor a pasado, en las sonrisas grabadas sobre papel, en los videos que tenemos en alguna caja guardada, y en las anécdotas que uno no se cansa de oír en la mesa. Por todos esos momentos que ahora alimentan mi voluntad y le dan fuerzas.

Todo lo que ahora sé se lo debo a la constancia de dos personas. Esto se hace tan confuso si se mira desde otra perspectiva. El tiempo va avanzando y los pasos que doy hacia adelante me van acercando más hacia mi propio origen, tiempos aquellos en los que aún usaba solamente lápiz y el borrador rojo y azul. Tiempos en los que ya me daba cuenta que mis manos no eran útiles para escribir algo con letra bonita o pintar de manera decente, en los que  alguien me tuvo paciencia, como ahora la tenemos con nuestra hija. Tiempos en los que la vida era fácil y uno simplemente se dedicaba fantasear sobre su cama sobre cosas que podría hacer si la imaginación se convirtiera en realidad.

Han pasado aproximadamente 18 años desde esos días, el cabello de mi madre se ha hecho cada vez más canoso, y el de mi padre lo es aún más,  el amor que uno va sintiendo va madurando, el tiempo aligera el corazón acelerado de las personas jóvenes y convierte nuestros sentimientos efímeros y perennes en marcas de tinta indelebles grabadas para siempre en la superficie de nuestros recuerdos más hermosos.

Sigo escuchando como cantan las protagonistas de mi actual vida la canción que viene sonando ahora y se me vienen más recuerdos a la memoria, canciones antiguas, el techo de una casa alta, alegre porque se estaba en familia, los programas televisivos del año 94, la música de esa época, la ropa que usaba la gente, tiempos en los que la preocupación principal de no haber hecho las tareas del colegio, mi principal debilidad.

Recordando cómo me sentía veo con orgullo a mi hija y escucho como adapta su mente aún en entrenamiento a las ciencias que el ser humano ha ido desarrollando, el orgullo sigue llenando mi corazón de alegría. Me quedo pensando por un momento la manera de definir lo que siento al recordar y ver cómo ha escrito su nombre.

Los años han pasado y van haciendo mi cuerpo viejo y mi corazón cada vez más joven. Todo esto me ha dado una pausa tranquila para poder recrear por unos breves momentos mi vida anterior a esta, el tiempo siendo simplemente hijo...

La noche ha caído ya y solamente espero a que termines de hacer tu tarea para poder ver la tele juntos, sigo escribiendo y recordando los cabellos sobre tu carita concentrada, pintando o escribiendo. Absorto ahora en mis pensamientos, mientras mis dedos dejan transcribir lo que tengo grabado a fuego, estoy seguro que para siempre, en mi memoria me descubro sonriendo y comparando mi infancia con la tuya, y noto que tenemos muchas similitudes, la forma en la que nos distraemos, en la que fruncimos el ceño cuando estamos concentrados, la forma orgullosa que tenemos de hacer por nuestra cuenta todo.


Ha pasado un buen rato y me siento sumamente alegre de notar que aún en los momentos en los que escapo del mundo entero para ensimismarme puedes alegrarme la existencia. Sé que esto se aleja un poco de lo que estoy acostumbrado a escribir, que considero poesía, pero el sólo hecho de ver a una madre enseñando y a su hija aprendiendo ya es, de por si, poesía pura, y creo que lo entenderás cuando puedas leer todo aquello en lo que logro convertir un par de ideas dispersas en un momento de inspiración.

Simplemente por ustedes que alegran mi vida día a día, mi hija y mi esposa, las personas que hoy tomo de las manos para seguir mi camino. Las amo como lo que nunca antes existió para el amor. Y para mi familia completa, los gestores de mi felicidad sin límites, que el tiempo los guarde siempre conmigo, como lo hacen ahora que me siento con ganas de tenerlos a todos cerca. Este momento, después de tiempo, de escribir algo es por todos ustedes.


jueves, 27 de enero de 2011

Lejos de tu lado...

Poco a poco fui avanzando a un ritmo más acelerado que el tuyo, poco a poco me fui alejando de tu lado. Sentimientos que no me ayudaban a permanecer contigo, sentimientos que traicionaron nuestro momento sagrado. 

El alejamiento infinito de tener que no tenerte que mirar todo el tiempo... La pura y simple ironía de no querer no poder apreciarte noche y día. La nostalgia interminable de tenerte al lado y no saber si estás tan cerca o tan lejos como antes, y  las no ganas de querer comprobarlo.

Los momentos a tu lado se tornaron tormentosos y todo alejamiento tuyo era un motivo para ya no extrañarte. Apreciando las cosas de la vida, dejé de apreciarte. Los largos momentos de letargo atados a tu sonrisa, a la capa de ternura que cubría mis sentimientos, las cosas que vivimos, todo ello nos proporcionaba un motivo más para desmerecer esta paz eterna de encontrarte en mis pensamientos a cada momento.

Espero todavía el poder entender el porque de mis acciones pasadas. Pero todo se vuelve tan nublado cuando vuelve el pasado, y todo tan claro cuando aprecio los instantes actuales en los que respiro un nuevo pensamiento.

Recorrí tantos lugares, y desde la primera vez que dejé de tener la necesidad de volver a tu lado, no retorné jamás, no volteé la cabeza ni por un instante. Presenté mis motivos más rimbombantes a tu mirada para no sentirme desgraciado, para no tener que volver a sentirme comprometido, presionado. Aún las cosas más cuerdas se me hacían una inmundicia, el pensamiento de tener que estar contigo por el simple y puro cuento de que los amores eternos sí existen, que no se han acabado.

La razón por la cual no se cuentan a detalle el transcurso entre el amor y la muerte de los famosos amantes de los cuentos de hadas se me hacía muy claro. Solamente bastaba con notar lo extrañamente triste que es estar atado a una historia,  la de querer dejar algo a la memoria...

Mi corazón fue creciendo y mis heridas sanando, la sombra de tu alma, que me arrullaba todas las noches, esta vez me oscurecía el frescor de mis años jóvenes. Recorriendo el mundo de tu mano me percaté que todo es diferente estando lejos de tu lado, sintiendo la lacerante verdad de que la libertad es mejor que tener una cuerda gruesa de sentimientos atrapándote las manos.

Toqué tantos corazones con mis manos desnudas, alcancé a conocer a tantas personas, que por un momento el conocerte se me hizo mundano, avanzando en el sentido del viento me alejé de tu lado, mientras la brisa refrescaba mi espíritu sereno, tan calmo, tan distante y tu amor tan lejano.

Tantas otras realidades conocí mientras guardabas tu distancia, tantas veces me sentí extasiado lejos de tu costado. Tantas fueron las veces que mi boca no extrañó tus senos, tanta las veces que tu sexo ya no me era necesario. Conocí a tantas mujeres, me acariciaron cuantas suaves manos. Convertí otros cielos estrellados en momentos románticos, tomando otras cinturas entre mis brazos, regalando mi sonrisa a otras testigos de mi  mejor argumento, regalando sentimientos arreglados. Tantas bocas me dieron de pronto la bienvenida, mientras que el tiempo pasaba y tu recuerdo quedaba relegado. Tantos días soleados que pasé lejos de ti, tantos momentos en los que ya no te necesité. Me alejé del borde de tu lecho para levantarme luego de la cama en la que descansaban otros cuerpos, dejé de darte besos de buenos días por simplemente alejarme de otras habitaciones al amanecer. Por buscar un calor diferente al tuyo...


Tanto vivir mi corazón se volvió fuerte, vigoroso, las cosas ahora tenían mas sentido, la cúspide de mis vivencias las viví sin ti, ahora que me siento lejos veo cuánto aprendí. Cuánto tuve que olvidar. Tantas formas diferentes de tocar que aprendí, tantas formas de amar y ser amado experimenté. De este modo fue pasando mi tiempo y el tuyo también.

Mi corazón envejeció y mientras eso iba pasando, me sentí triste, me sentí alegre, me sentí eterno y me sentí temporal, de tal forma que todo ahora tiene su lugar. Mientras tanto nunca giré la cabeza para ver cómo habías quedado, nunca lo hice para no recordar las cosas que había pasado a tu lado. Sin embargo esta vez ya con el corazón cansado sentí que era momento de parar, de pausar por un momento.

Mis pasos que recorrieron el mundo entero daban marcha atrás esta vez, haciendo memoria, y pensando en ti, sentí que no pude dejar de pensarte, que todo lo hecho lo había hecho por no estar a tu lado, sentí tantas cosas, cometí tantos pecados, he vivido cosas increíbles y he sentido que todo estaba ordenado. Y ahora que veo que el mundo entero se ha tornado a mi favor, noto que todo ha sucedido porque no he estado contigo. Que todas las cosas vividas por mi vida las había vivido contigo, que todo eso tú lo habías sufrido y yo lo había gozado. Nunca vi tus lágrimas caer por mirar hacia adelante, nunca escuché tu llanto por oírme cantando. Tiempo después noto lo pasado.

Ahora que vuelvo la cabeza noté con sorpresa que estabas detrás mío, me habías seguido de cerca, me habías estado cuidando. Curando mi corazón lleno de tierra, sucio por tanto haber caminado. Cuando por fin mis ojos llorosos notaron que tenías los brazos abiertos, pude sentir todo lo que habías pasado, pude ver que me seguías amando,  pude ver que tu corazón seguía limpio, con tantas lágrimas que habías derramado, dejando atrás de ti un rastro casi imborrable de amor infinito. Mientras miraba eso me di cuenta de cuánto hemos vivido juntos, de que a pesar de haberme engañado seguía perteneciéndote, y que cada línea oscura sobre el camino es un rastro de tu llanto, de que era mi deber limpiarlo, y ya contigo en mis brazos iba a tener que recorrer el camino de vuelta. 

Hice tantas cosas para buscar mi verdadero origen, probando miles de sabores de sentimientos para sentirme a gusto, gastando tantos momentos pertenecientes a otras personas, viviendo de almas como un parásito, nada de ese sentimiento de constante pesar había cambiado.

Sólo ahora, comparando tu corazón aún joven, limpio, con el mío viejo y arañado, contigo en mis brazos sintiéndote cerca, me sentí nuevamente en casa, sentí nuevamente el volver a mi hogar, mi lugar.

martes, 12 de octubre de 2010

Un adiós a todos y dos te amo...

 Que no se eleven las nubes de polvo en el cielo. ¿Qué pasa? Hasta hace cinco segundos la noche se anunciaba tranquila, ahora las notas de una catástrofe intoxican el ambiente con sus gemidos color vejez.

Miro hacia la extensión de cielo que se me donó este anochecer, miro a mis amigos, y no comprendo, ¿qué está pasando? De pronto las nubes dejaron de existir, las risas y las bromas sonaron distantes. Algo tiñó el cielo con un resplandor desesperante.

Subo a mi vehículo preocupado, mientras tanto, todos me miran extrañados. No termino de encender el motor cuando de pronto la tierra empezó a lanzar sonidos guturales, los pigmentos del aire olieron a rosas y sangre a la vez, con terror pensé en alejarme de ese bar.

Aceleré muy asustado cuando de pronto un poste cayó sobre el parabrisas dándome un par de vidrios en la nariz y la mejilla derecha.

Salgo corriendo y veo que todo lo que atrás había parecido sencilla y despreciablemente divertido por unos instantes, ahora se había tornado estúpido, ahora volvía a mirar y ya no habían risas sino caras de aturdimiento, la estupidez colectiva se había adueñado del grupo con el que compartía, todos se miraban con los ojos casi desorbitados diciendo groserías y tratando de comprender también lo que hacía tres minutos me estaba preguntando yo, ¿qué diablos estaba sucediendo?, por efecto de la preocupación no supe que contestarme pues tampoco conocía la respuesta, así que en la fracción de segundo que me tomó pensar aquello simplemente di la vuelta y empecé a correr.

Ningún paso parecía aterrizar sobre la pista, todo me parecía salido de un cuento de terror, sólo necesita correr dos calles más y doblar, luego de eso el camino sería más despejado, pero me costaba trabajo avanzar si quiera un paso más. En ese momento me sentí más compungido que nunca, las cosas no resultaron como las esperé, al parecer la noche no terminaría de forma divertida.

Teniendo este y mil pensamientos tontos más seguí avanzando como pude. Las cosas no iban mejorando, porque si bien mi vehículo bloqueó parte de la pista aún habían algunos a los cuales las paredes que caían o los objetos pesados no pudieron dañar sus autos o camionetas. En ese instante escuché bocinas de todos lados, me martillaban los oídos, tuve que saltar hacia la vereda en el preciso instante en que un auto me golpeó la pierna derecha, haciéndome gritar de dolor. No había nadie para ayudarme.

Me levanté como pude y cada paso era un tormento, parecía que tenía muy magullada la pierna. Cuando ya me faltaba sólo una calle los oí, gritos de desazón de las personas que no podían salir de sus casas, niños que se les oía toser por el polvo en el ambiente, y a lo lejos, parecía que el mismísimo diablo se reía a carcajadas.



No supe en qué momento paró el terremoto. Yo ya había pasado el banco de esa calle hacía unos minutos, cuando volteé a ver todos los vidrios del local se encontraban regados en pequeños trozos. Ahora las quejas me acompañaban a donde iba,  una mueca de pena llevaba mi cara como insignia cuando se reflejó en otro auto aplastado por el semáforo de la esquina.

Cuando doblé la calle comprendí que era sólo el inicio de mi infierno de aquella noche. Había varias persona en el suelo regadas, con las extremidades raspadas, magulladas o simplemente rotas. Gente que quedó con la misma expresión de susto antes de morir. Aquello era insoportable, distinguí algunos conocidos entre los muertos de la pista. Algo me decía que esto no era un sueño. Casas semidestruidas y gritos de personas que rogaban a alguien que pasara les permitiera salir de su prisión de muerte. 

Personas que, como yo, aún seguían caminando, llamaban a gritos a sus familiares y seres amados, sin que hubiera respuesta alguna más que gritos de otras personas que buscaban. Llantos de madres, de padres, gemidos de hijos e hijas, y el ambiente que sabía a muerte y a ganas de saborearla por fin.

Esta vez mi camino era más largo, requería correr cinco calles más y luego doblar hacia la izquierda. Esta vez se me había olvidado el dolor de la pierna, tantas cosas podrían estar pasando en casa. Mi hija preguntando que pasa y llorando, mi mujer asustada esperándome.

Seguí intentando correr solamente para darme cuenta que ya casi no sentía la pierna, llegue cerca de un billar donde había empezado a jugar en las vacaciones pasadas, los dueños estaban dentro, muertos, el techo les había caído encima y su hijo se limitaba a llorar tratando de despertarlos, sin importarle si las paredes le caían encima.

Me arrastré otro tramo más con indignación, no podía demorar más. Pasó otro amigo corriendo, y me dijo que su casa se había caído, se lo había contado un vecino. Toda su familia estaba a salvo, excepto su madre. Ahora nada se podía hacer. Se alejó corriendo y algo me dijo que no volvería a recuperarse si todo esto acababa, no me preguntó qué hacía, porqué con todo cayéndose no me levantaba del suelo, se fue y a los lejos oí una risa frenética, era la suya.

Mientras ocurría esto noté que había gente metiéndose a las cosas, hombres con armas, y al poco rato, más gritos.

Encontré un palo en el suelo, que logró ayudarme para apoyarme, cuando me enderecé la pierna noté que algo pegajoso se había quedado en mi mano. Logré avanzar media calle más para casi ser aplastado por una pared.

En dos segundos pasó algo extraño, de pronto el mundo se vino a bajo, escucha una milésima de segundos antes un chirrido, cuando me vi cuenta mi cara estaba aplastada de modo extraño contra el suelo, me di cuenta que tenía la nariz rota, y con el mundo al revés noté que un auto se alejaba. De pronto, ya sin ninguna clase de esperanza, abrí la boca para gritar y mis dientes cayeron en grupo a la pista. Cuando giré como pude mi cuerpo me di cuenta que tenía rota las dos piernas. Miré hacia el cielo, que tenía la misma nota de ironía, el ambiente seguía oliendo a rosas y sangre.

Pudo haber pasado  medio minuto o media noche, de pronto escuché a mi hija.

-Papito, papito, ¿qué tienes? levántate -me dijo casi llorosa.
-Amor, mírate como estás, qué vamos a hacer -me dijo mi esposa.
-No te preocupes, bebé, déjame aquí, ¿dónde están todos? -dije.

De pronto note la hinchazón en sus ojos por el llanto.
-Todos han muerto, las paredes no resistieron y he visto a tu hermana cuando ya se estaba ahogando.
-Papito, levántate, vamos rápido.

De pronto caí en la cuenta que esto no podía ser realidad, la quedé mirando por unos momentos.
-¿Qué piensas hacer?
-Yo salí a buscar a mi familia, espero que todos estén bien, amor, lo siento mucho.
-No te preocupes...

Los gritos se seguían oyendo alrededor nuestro y de pronto de mis ojos brotaron lágrimas, todo había sido por ellas, sin embargo el nudo que se hizo en mi estómago no me hubiera permitido levantarme, así hubiera estado con las piernas en buen estado.

-Amor, ¡Amor...!
-¿Qué? Qué pasó...
-Amor aquí va a pasar algo peor si no nos vamos...

En ese momento mi hija corrió hacia la vereda porque vio mi celular tirado en el suelo, todo pasó en cuestión de segundos, mi esposa corrió a traerla justo cuando la pared se les venía encima, y mientras en cámara lenta estiré el brazo para advertirle, lloré, lloré como no había llorado en toda mi vida, llore por todos los gritos que había escuchado en mi transcurso hasta aquí, lloré por todas aquellas personas que estaban siendo robadas y violadas en ese momento.

Mientras la pared alargaba su sombra sobre mí pude ver la cara de ambas, que se me quedaron grabadas como una cicatriz en mis ojos, mi hija con su cara de no saber dónde estaba y ella también con una lágrima saliendo de sus ojos, diciéndome adiós y un "te amo".

Volteé los ojos hacia arriba aún mirándolas en mi mente, y deseando que la pared se apurara más, hubiera preferido morir antes que verlas así, a pesar de todo aún era un cobarde. Mientras sentí la presión en el cráneo, la muerte me dio el tiempo suficiente para también poder decir adiós a todos y dos "te amo".

jueves, 12 de agosto de 2010

Cuatro segundos a tu lado...

El calendario muestra orgullosamente un par de números en esta fecha, el cielo pinta un día normal.

Tu voz por la mañana, esta mañana, suena como siempre, como el canto de las aves en un despertar de primavera, mi copo de nieve soleado, mi inspiración, ¿Cuántos momentos hemos pasado juntos?

Desde tus labios hacia mis labios, tus pómulos y mejillas rozando mi pecho caliente, buscando el abrigo de su amor para siempre. Princesa de día de agosto, amor de mi vida. Te pienso a cada momento, tu corazón alocado me pide más...

Tu boca que desborda alegría y recorre mi ser enamorado, tu aroma que acaricia mi entusiasmo, quiero verte a mi lado como veo todos los días el techo cuando me levanto, como aprecio extasiado  tu cuerpo, y lo acaricio como acaricia las partículas de polvo el rayo de sol de la mañana entrante. Tu lengua que busca la mía en las noches en las que no  nos sentimos conformes con sólo vernos, en las que, para dormir, necesito mirarte.

No quiero jamás dejar de tenerte cerca mío, no quiero nunca perderte. Quiero conservarte en mi presencia, conservar el peso de tu cuerpo sentado al borde de la cama mientras peinas tus cabellos negros, mientras suavizas aún más la manta que me gusta acariciar por las noches, las que me arrullan hasta que me duermo de cansado, o las que me acarician mientras me regalas un espectáculo nocturno.

Quiero respirarte brevemente, y sentir que no te retirarás jamás, sentimiento de mi alma, amor de todos mis sentimientos, poetisa mirante, regálamente otra vez tu corazón, como lo haces a diario, que han pasado cuatro momentos a tu lado, cuatro instantes de tiempo que meros segundos duraron.

Extremo oculto de mi corazón, disco resonante en mi cabeza, razón de mi alegría y mi locura, vuélveme loco todos los días que me quedan de vida, alarga nuestra compañía hasta lo infinito del cielo, hasta lo eterno del universo. Vuelve a crear poesía mientras me miras, genera nuevamente en mi cabeza un paisaje de alegría, píntame una nube con tus pestañas, o regálame un árbol completamente amarillo con tu belleza.

Pinta de nuevo en mi alma esa pintura que nunca borraste, que es tu rostro encima de tu nombre perenne, que es aquella estrella titilante que arde pero no quema, que refresca pero no enfría, que se acerca y me besa, que me abraza y me mira.

Envuélveme y cántame de nuevo tus historias matinales, déjame verte preparando el alimento de mis brazos, que es tu cuerpo deseando mi cuerpo. Caliéntame esta noche con la tranquilidad de tu voz de sueño de hoguera en la playa, alúmbrame nuevamente con la antorcha de tus sentimientos. Abrázame, que mi amor es como una ola de mar, a veces la sientes alta, a veces baja, pero peramenece constante mojando los granos de arena, como te amo cuando te siento lejos, cuando te siento cerca.

Han pasado cuatro segundos, que se dicen llamar "años", desde que decidimos sincerarnos el uno al otro sin engañarnos, decirnos lo que sentimos y lo mucho que deseábamos estar juntos. Cuatro espacios de tiempo en los que mi corazón repite, cual manecilla de reloj, tu nombre a cada segundo. Y hoy te escribo esta burda composición para decirte que no te alejes nunca, que me ames para siempre, y que cuando esté triste, me alegres como me enseñaste a hacerlo contigo, cuando nos alejamos un ápice de luz nocturna, cuando te siento lejos, cuando te echo de menos.

lunes, 9 de agosto de 2010

Casi un brindis...

A veces cuando el día es triste, como ahora, una nota que el cielo no sonríe, las gotas de nube quieren caer y a la vez no, como las lágrimas de un niño avergonzado.

En esos momentos uno recuerda los pasajes cumplidos, los hechos pasados, las anécdotas divertidas, los momentos compartidos y el tiempo regalado.

Momentos en los que uno quisiera arrastrar situaciones antiguas tomadas a la ligera, que al parecer nunca volverán, cosas hermosas que se llevó el tiempo, razones absurdas por las cuales los rayos de sol se niegan a alumbrar.

Por las personas que dijeron "adiós" sin despegar los labios, que dejaron una profunda e imborrable cicatriz en nuestro corazón con forma de estela, como cuando una estrella fugaz surca el cielo y nos deja la esperanza de ver nuestros sueños cumplidos. Ellos forjarán eternamente cadenas gruesas en nuestro corazón y atraerán a nosotros llanto sin lágrimas ni gemidos, abrazos nostálgicos y vacíos, paseos en solitario por una vereda conocida.

Por aquellos que lograron despedirse, o no, sin embargo nuestra razón tenía la certeza de que un día partirían dejándonos solos por siempre, que ya no se encuentran con nosotros pero su recuerdo siempre reconfortará nuestros corazones, alentándonos a seguir, haciendo que sus deseos, nuestro legado, nos obligue a sentirnos casi tranquilos, expectantes, queriendo hacer sentir orgullosa a una ilusión perteneciente a un pasado impenetrable. Ellos nos hacen abrazar con desazón una prenda con su aroma, haciéndonos sentir protegidos, o protectores, acurrucar en nuestra mente una escena pasada con una copa de vino en una mano o quizá el humo de un cigarro brotando de nuestra boca, nos hacen abrir los labios para contar sucesos a su lado, sentirnos un instante cansados, sin ánimos...

Por todos aquellos que por alguna razón, conocida o sin conocer, ya no nos hacen sentir acompañados, por un amigo perdido, por un familiar muerto, por un amor extraviado, por aquellas personas que vuelven, por una décima de tiempo a nuestro lado, porque convierten nuestro corazón en una joya gastada, un disco antiguo y rayado.

Por ellos hoy mi escritura atrae a los recuerdos, por aquellos que nos hicieron reír y sentirnos seguros, para aquellos a los que debemos tanto sin poder agradecerlo, para ellos hoy estos simples versos.

miércoles, 3 de marzo de 2010

Andando solo






Dando pasos sin parar, sin dudas ni pausas, camino lentamente hacia un rincón escondido. Mis pasos no dejan huellas sobre la tierra, porque mi sombra incansable las oculta, las mantiene lejos de la soledad que me persigue.

Camino en una noche de luna, de luna llena, y me persigue una estrella de extremo fulgor, me persigue tu amor. Cambia el paisaje de tierra a arena y la luna me sigue regalando su luz, que no es mejor que tu luz. Mi luciérnaga enamorada, no me dejes nunca, no me sueltes jamás, mantén las estrellas brillando así, aún más quizá, con tu hermosura que no tiene fin. Árboles y tristezas compactadas me miran pasar, y no hacen nada por ayudarme a encontrarte, simplemente lloran por mí, tu ausencia.

Noche vacilante que me mira pasar caminando, las cosas que antes me tenían pensando, hoy me propagan dentro una paz infinita, perenne, inamovible, extraña. Una paz que solamente se conoce cuando no existe nada más, cuando solamente somos tú y yo.

Por tu sola mirada no me basta regalarte esta luna llena, entera, redonda y perfecta, con sus manchas grises dibujando tu nombre en el cielo incomprensible que veo esta noche. Camino decidido con una mochila a la espalda, con tu nombre escrito escondido tras un bolsillo donde guardo mis recuerdos. Me doy al trabajo de cada dos latidos y medio estirar el brazo y buscar que se encuentre cerrado ese bolsillo, con una obsesión absurda de que alguno de ellos se escape inesperadamente del contenedor más cercano que tengo a la mano, el cual elegí para no olvidar jamás el motivo de tu nombre al lado de mi nombre.

Esta noche que camino solo te extraño más que nunca. Esta noche me siento aún más enamorado, inspirado, porque existen noches como ésta donde me devano los sesos tratando de escribir la fórmula más perfecta para seguir enamorándote, dejándote sin aliento, estrechándome con más fuerza para no tenerme más lejos.

Y en las noches en que no quiero escribirte simplemente te pienso, y esa sola idea de verte pronto me mantiene con vida, y cuando te tengo cerca simplemente te disfruto de principio hasta mi muerte. Escucho el silencio, ese mutismo que me trae más recuerdos de una noche similar. 


Escucho la noche sorda y en silencio, ese silencio innato que le pertenece solamente a la soledad perpetua. La sangre que emana de los árboles me tienen maltrecho con tanto dulce aroma a nostalgia de muerte. Pues la muerte es mi peor compañera en esta ausencia de tus manos, en ausencia de ti, por eso sigo caminando, buscándote...

Las anomalías de la naturaleza me tienen sin respiro, pues soy yo también una anomalía, y lo eres también tú... Cómo podría vivir sin ti, ahora que vivo contigo. Como podría evitar que proyectaras tu luz de sol saliente, cómo podría evitar mi corazón suspirar cuando te encuentro desnuda, pegada a mi pecho, suspirando a un mismo punto de reloj. Cómo podría dejar de pensar si quiera en tenerte entre mis brazos, si mis brazos fueron creados para estrecharte.

Porque no sé ser si no estas, soy otra persona, no soy yo mismo, soy otro, no valgo la pena si tú no estás. No logro estar acorde con la melodía de mi vida, los segundos se me tornan marchitos y el día lluvioso pierde su belleza de princesa danzante. Toda cosa sombría que llama mi atención pierde total sentido cuando me haces falta, cuando no sé dónde hallarte.

Esta lejanía me tiene embobado, me tiene acechante, pensando que en el primer momento que te vea debo echarme a tus brazos, que aunque sean más pequeños, podrían almacenar con tu belleza el mundo entero, sigo contando mis pasos hasta poder apreciarte, besarte...

Llevo años esperándote, queriendo saber dónde hallarte, y han tenido que pasar años de tristeza, de soledad compartida, para poder tenerte. Momentos como estos, en que el aire escapa de mis pulmones, momentos en los que me faltas para respirar...

De todas las formas de pasión que he soñado, la manera mas apasionada de pensar y de amar la he encontrado contigo. De tantas cosas que viví todas aquellas por las cuales vale la pena vivir, las he vivido contigo. De tantos momentos juntos no existe mejor momento que el ahora, que estamos juntos... sin embargo ahora no lo estamos...


Sigo caminando para comprobar de una vez si no eres un hada que aparece con cada nota de tristeza que entona mi corazón, pero tu cuerpo es humano. Tu alma, corazón, sonrisa y ojos sin embargo son más celestiales que todas las estrellas y la luna con su más hermosa cara.

Sigo caminando para ver si te encuentro otra vez grabada de punta a extremo en mi enamorado ser. Te siento con solo pensarte, te reconozco con solo respirarte, te extraño con no verte, quiero tenerte por siempre mía, mía.

Sigo caminando y caminando a ver si los aires venideros me regresan a casa, si las estrellas me guían más cerca. A ti, mi casa, mi mundo a parte, mi eterno refugio.





lunes, 15 de febrero de 2010

Aunque pasen mil años



Tus manos posadas sobre las mías, una caricia al alma que viene desde los confines del universo, desde que el hombre y la mujer buscan su par para ser felices.

Hoy por la tarde, mi eterna primavera, tómame de las manos nuevamente que mientras miro tu piel ya arrugada siento que me deshago en amor, se derrite el aire que emana de tu boca y las nubes lloran cuando nos quieren ver caminar como dos enamorados, como siempre lo fuimos desde que recordamos haber sentido el realmente corazón.

Llueve... Ojalá llueva toda la noche, de ese modo la rosa que espera en el bolsillo de mi saco tendrá un toque más romántico. Te regalaré una rosa y mis sencillas palabras. Haz que de nuevo nuestras almas sean juntas, que los versos errados se vuelvan a escribir, que las ansias que antes sentían nuestros cuerpos para ser un solo ángel repitan de nuevo el mismo plato sabor a sal de mar, sabor a miel de abeja, para que de ese modo podamos estar otra vez más cerca del cielo, para estar, si es posible, más enamorados.

Mírame de nuevo esta noche, con la rosa en tu mano, tomándote del brazo, mirando nuevamente el horizonte con la esperanza de pasar un día más juntos. Esta noche es de los dos, como todas nuestras noches juntos.

No necesitamos un paraguas, la lluvia limpia nuestro corazón ya limpio, aviva nuestros sentimientos más intensos. No vas a resbalar, mis brazos, ahora no tan fuertes, lo son todo para ser tu soporte, para ser tu sostén, seguimos caminando...

Las nubes danzan y nuestros huesos crujen, pero todo va a estar perfecto si estamos los dos, la luna aparta un par de nubes para vernos caminar, y un grillo canta al oírnos caminar. 

Para que me quieras más te sigo recitando poesía simple, cotidiana, llena de profundo significado, solamente para ver tus ojos entrecerrados y tu sonrisa ancha posada sobre mi ser, tus ojos color café, profundos como el abismo más aterrador, y cálidos como la caricia del sol, tus ojos tan hermosos me siguen mirando, también con una sonrisa, cautivándome, regalándome también a mi una sonrisa para devolverte.

Te recito estrofas de una poesía que aún no me decido por terminar, porque contiene nuestra historia. La historia que hemos ido grabando poco a poco sobre la madera de nuestras vidas, grabadas a metal caliente, para que no se nos olvide ni una letra de aquella hermosa historia.

Sigues siendo el alimento de mi alma, tus manos todavía suaves, en comparación, me brindan una caricia escondida, tal vez no podamos suspirar de nuevo bajo las sábanas, pero caminar bajo la lluvia me da la misma sensación de entregarnos por completo, nos movemos a un mismo compás bajo una recubierta olor a compañía tejida por gotas de lágrimas de cielo, caminar así me da la sensación de estar caminando hacia el altar, sin embargo, con nuestros anillos puestos, encajados en nuestros dedos, sello de nuestra eterna unión, motivo por el cual vale la pena decir que si algún papel tuvo sentido alguno en nuestra hermosa vida juntos, fue aquel.

Mientras caminamos más aún nos vamos agotando, para nuestra suerte el auto se encuentra cerca, te abro la puerta para que subas, mientras te acerco una toalla del asiento de atrás, te doy un beso tierno y breve en los labios, y subo a mi lugar.

Manejo despacio, apoyas la cabeza en mi hombro, qué bien hueles, han pasado tantos años y tu cuerpo aún exige mi contacto, llama a gritos a mi cuerpo, que responde de la misma manera. Tanto te amo que si la vida me diera a elegir un amor distinto, tendríamos los dos que ser distintos para amarnos más, mi princesa eterna, mi pequeña, mi amor para siempre.

El camino no termina, siempre quisimos eso, las nubes ahora siguen llorando con más intensidad, nos gusta, pero parece sin embargo una despedida. Algo nos ronda la cabeza, las nubes nunca se despidieron de nosotros, las nubes simplemente nos saludaban, a lo lejos se escuchaba el llanto de una niña. Te miro y me miras, y mientras seguimos avanzando te acercas para darme un beso, como antes, pones la palma de tu mano en mi mejilla y me dejas sentir la calidez de tus manos, te adoro tanto que este momento simplemente es un recuerdo más en una colección que miro a diario cuando tú misma no me estás mirando.

Las nubes lloran ahora con desespero, algo más ronda nuestra cabeza, y mientras algo se abrillanta me abrazas fuerte y me dices: "Adiós mi amor, estaremos ahora por unos segundos más lejos de lo que nunca estuvimos, pero luego de esto vamos a matar la soledad para siempre, ¡Te amo!".

Mientras recuerdo en ese instante las cosas malas que te hice, una lágrima brota de cada uno de mis ojos, y cuando quiero responderte el resplandor aumenta y luego todo parecía flotar en el aire. Traté de buscar tu cuerpo pero me seguías abrazando, lo triste es que no lo sentía, sólo lo recordaba.

A lo lejos se escucha el llanto de una niña... E instantes después nos vimos nuevamente, con la juventud en el cuerpo, pero nuestro corazón todavía viejo, algo que nos permitiría matar cualquier rastro de desdicha por siempre, una historia que contaremos a nuestros nietos, desde la distancia. ¡Te amo!

La niña seguía llorando... Abrí los ojos humedecidos para notar que nuevamente me había quedado dormido, solamente para darme cuenta que a cada segundo que pasa me enamoro más de tu propio amor, y de que vamos a estar juntos por siempre. Y sin que te des cuenta te miro mientras alimentas a la niña, nuestra niña, para decirte, antes de cerrar los ojos, "Te amo mi amor".