lunes, 15 de junio de 2009

Se va a llamar como tú...




Triste este cansancio que me produce seguir caminando, las ganas que tengo de parar y no seguir con este desagradable condena. Porque mientras paso por un charco de agua y bajo la cabeza no puedo evitar que me guste el desagradable aspecto que tengo a los ojos de los demás.

Las cosas que hice a través de mi vida siempre las cargaré como un lastre para sentirme buena persona... Sin embargo lo que más me tiene conmocionado es que no me importa.

Las últimas veces que te vi tenías un aspecto similar al mío, la gran diferencia es que tú no tenías ese rastro que deja en los ojos algo terrible.

No te pido perdón por llegar al punto al que llegamos, tú muy lejos, y yo hecho un trapo humano. Los recuerdos bullen por mi mente, y aún ahora veo tus manos delicadas y pequeñas mientras me hacían un "adiós", y era exactamente por eso que te sentías tan desdichada, mi ausencia te hacía retorcer de dolor, y era literalmente retorcer, quién sabe el porqué de tu comportamiento, los llantos, los tirones de cabello, los gritos, pero algo de eso, al parecer, me desquició.

¿Quién puede explicar los motivos por los cuales una mujer se vuelve loca? Aunque en realidad a mi parecer, tus reacciones fueron las de una persona realmente "cuerda", aunque mi opinión ahora no cuenta, ya que, al parecer, yo también he perdido la razón.

¿Porqué tuviste que gritarme de esa manera? ¿Porqué tuviste que proponerme aquello? Y sobretodo de aquella manera... Yo jamás habría hecho aquello si no me lo hubieras pedido, y hablando de esto no puedo dejar de pensar que la actitud que refiero ahora es un simple recuerdo, y que si no le hago lo mismo a otra persona en este momento es porque simplemente las "reglas de la sociedad" lo tildan como una aberración.

Nunca quise engañarte, pero por la manera en que me lo pediste, sí quise hacer lo que me vociferaste en ese momento.

Las cosas que dijiste aún resuenan en mi mente, jamás quise engañarte, lo juro. Pero las cosas pasaron como no debían de pasar, las cosas que hice, inducidas en parte por el alcohol, en parte por la lujuria, no las hice de corazón.

Cuando te conté el resultado de esas acciones enloqueciste, y en realidad la culpabilidad la cargo yo, jamás diría lo contrario, resultado de esas estúpidas acciones ahora también estoy loco.

Si no me hubieras gritado tanto que me amabas, si no me hubieras convencido de aquella manera...

Ella salió embarazada, y ella también está enamorada de mí, de una forma muy diferente e inferior al sentimiento grandioso que me prodigabas. Realmente extraño eso, las cosas que eran como mi alimento, las cosas que ahora me producen una gran desazón. Extraño tus manos pequeñas sobre las mías, extraño tu mirada cálida y expresión de seda, extraño los momentos que se hacían cortos a tu lado, extraño tus abrazos y tu manera de peinarme, extraño el olor que dejabas sobre mi ropa y mi cuerpo, extraño tus remedios para mi soledad y extraño tu cocinar, pero lo que más extraño y hace a mis ojos botar lágrimas en este momento es el hecho de saber que no estás viva, el hecho de saber que nuca más veré el brillo especial en los ojos que te hacía ver más viva que el resto de la gente.

Tuve que matarte, tuve que matarte, me lo pediste... ¿Porqué me lo pediste? ¡Sé que me equivoqué! Sé que estabas triste, y por tu culpa y más aún por mi culpa, ahora también estoy triste, estoy muriendo de tristeza, y la razón por la cual sigo vivo es por la misma razón por la que ahora estás muerta.

Me hubiera gustado acompañarte, pero tenía otras obligaciones a las cuales responder, sabía cuando lo estaba haciendo que esperabas que te acompañara, pero sabía que solamente era un arrebato de egoísmo, porque jamás fuiste egoísta, jamás me lo permitirías.

Cuando tomaste el veneno y al final me miraste y tenías esa expresión que tanto me gusta, esa expresión que siempre me decía lo profundamente enamorada que vivías de mí tuve ganas de mandar todo al infierno y buscar una manera de no dejarte hacerlo, pero sabía que las razones de ello eran mi culpa, y ahora que estoy tan loco como tu te comprendo.

Sé que querías tener una hija conmigo, sé que la tristeza, el hecho de saber mi traición y mi vergüenza fue lo que te mató. Sé también que antes de morir sabías que iba a ser niña y sé que querías que se llamara como tú.

El tiempo sigue pasando y 7 meses se han terminado, ahora que cada vez más el tiempo me va consumiendo y la pena me va asesinando se acerca el momento.

Mi hija va a nacer dentro de poco y, te lo juro con todo mi amor, se va a llamar como tú, Nicolle.