martes, 30 de agosto de 2011

En un momento breve de soledad acompañada...

Mientras veo la habitación donde descansamos a oscuras y escucho la forma en la que le enseñas  a nuestra hija cosas del colegio, recuerdo con nostalgia los momentos en los que mi mamá lo hacía conmigo. La música que suena en los parlantes de la portátil me hacen sentir más nostálgico aún. Sentimientos encontradas fluyen a través de mis dedos y esta vez, luego de mucho tiempo, siento nuevamente algo de soledad mientras no estoy solo, esa tristeza efímera de no poder retribuir de la forma en la que se merece tan grata compañía...

Mi isla de recuerdos premeditadamente me pedía una pizca de atención en una tarde que se va convirtiendo en noche. Veo la pantalla alumbrando el anillo de mi dedo anular derecho y nuevamente siento más nostalgia, siendo ahora un padre de familia mi memoria pide un homenaje a los tiempos pasados. Pensando en las fotos con olor a pasado, en las sonrisas grabadas sobre papel, en los videos que tenemos en alguna caja guardada, y en las anécdotas que uno no se cansa de oír en la mesa. Por todos esos momentos que ahora alimentan mi voluntad y le dan fuerzas.

Todo lo que ahora sé se lo debo a la constancia de dos personas. Esto se hace tan confuso si se mira desde otra perspectiva. El tiempo va avanzando y los pasos que doy hacia adelante me van acercando más hacia mi propio origen, tiempos aquellos en los que aún usaba solamente lápiz y el borrador rojo y azul. Tiempos en los que ya me daba cuenta que mis manos no eran útiles para escribir algo con letra bonita o pintar de manera decente, en los que  alguien me tuvo paciencia, como ahora la tenemos con nuestra hija. Tiempos en los que la vida era fácil y uno simplemente se dedicaba fantasear sobre su cama sobre cosas que podría hacer si la imaginación se convirtiera en realidad.

Han pasado aproximadamente 18 años desde esos días, el cabello de mi madre se ha hecho cada vez más canoso, y el de mi padre lo es aún más,  el amor que uno va sintiendo va madurando, el tiempo aligera el corazón acelerado de las personas jóvenes y convierte nuestros sentimientos efímeros y perennes en marcas de tinta indelebles grabadas para siempre en la superficie de nuestros recuerdos más hermosos.

Sigo escuchando como cantan las protagonistas de mi actual vida la canción que viene sonando ahora y se me vienen más recuerdos a la memoria, canciones antiguas, el techo de una casa alta, alegre porque se estaba en familia, los programas televisivos del año 94, la música de esa época, la ropa que usaba la gente, tiempos en los que la preocupación principal de no haber hecho las tareas del colegio, mi principal debilidad.

Recordando cómo me sentía veo con orgullo a mi hija y escucho como adapta su mente aún en entrenamiento a las ciencias que el ser humano ha ido desarrollando, el orgullo sigue llenando mi corazón de alegría. Me quedo pensando por un momento la manera de definir lo que siento al recordar y ver cómo ha escrito su nombre.

Los años han pasado y van haciendo mi cuerpo viejo y mi corazón cada vez más joven. Todo esto me ha dado una pausa tranquila para poder recrear por unos breves momentos mi vida anterior a esta, el tiempo siendo simplemente hijo...

La noche ha caído ya y solamente espero a que termines de hacer tu tarea para poder ver la tele juntos, sigo escribiendo y recordando los cabellos sobre tu carita concentrada, pintando o escribiendo. Absorto ahora en mis pensamientos, mientras mis dedos dejan transcribir lo que tengo grabado a fuego, estoy seguro que para siempre, en mi memoria me descubro sonriendo y comparando mi infancia con la tuya, y noto que tenemos muchas similitudes, la forma en la que nos distraemos, en la que fruncimos el ceño cuando estamos concentrados, la forma orgullosa que tenemos de hacer por nuestra cuenta todo.


Ha pasado un buen rato y me siento sumamente alegre de notar que aún en los momentos en los que escapo del mundo entero para ensimismarme puedes alegrarme la existencia. Sé que esto se aleja un poco de lo que estoy acostumbrado a escribir, que considero poesía, pero el sólo hecho de ver a una madre enseñando y a su hija aprendiendo ya es, de por si, poesía pura, y creo que lo entenderás cuando puedas leer todo aquello en lo que logro convertir un par de ideas dispersas en un momento de inspiración.

Simplemente por ustedes que alegran mi vida día a día, mi hija y mi esposa, las personas que hoy tomo de las manos para seguir mi camino. Las amo como lo que nunca antes existió para el amor. Y para mi familia completa, los gestores de mi felicidad sin límites, que el tiempo los guarde siempre conmigo, como lo hacen ahora que me siento con ganas de tenerlos a todos cerca. Este momento, después de tiempo, de escribir algo es por todos ustedes.