martes, 15 de diciembre de 2009

Cuando la lluvia se detiene



Una niña sentada en un columpio gastado por el óxido del olvido. Sus manos manchadas de algo con olor a cansancio.



Recuerdos de unos juguetes rotos y regados por el suelo, el suelo con aspecto polvoriento y viejo.



Una muñeca despeinada y con los ojos celestes mirando hacia un rincón infinito, un caballito de madera con la crin cubierta de betún seco, un títere sin cuerdas sobre una pequeña silla de mimbre.



Balanceándose en su asiento en el columpio ensucia cada vez más las blondas de su vestido blanco preferido, sus pequeños botines marrones combinaban con el lodo gris en sus medias húmedas por la lluvia.



Reminiscencia brumosa de las noches con la ventana abierta, el viento helado levantando las cortinas, aliados de la mirada siniestra del payaso sentado al lado del armario, de su mirada loca, del crujir de la madera y de las voces imaginarias del otro lado de la puerta, aliados en su éxito al ponerle la piel de gallina.

Los años pasan con crueldad y se terminaron los intentos de recuerdo, solamente quedando los retazos de un futuro incierto. Los animales de peluche poco a poco fueron cayendo debajo de su camita rosa. Ahora se veía por doquier elementos de maquillaje barato para resaltar su atractivo, huellas en el tiempo, sombre de su antigua belleza, ropa pequeña y atrevida asomaba por su roperito blanco.

Nuevamente pasa el tiempo arrastrando y rasgando consigo el último pedazo de esperanza aferrada con determinación a las intenciones absurdas color de sus ideas de pequeña.



La habitación con el mismo empapelado de nubes y la misma tristeza del inicio de los días mortales.

El espejo por el que tanto le gustaba mirarse le devolvía ahora unos ojos burlones de su suerte, y al revolver un poco la vista por el aposento visualizó dos pequeños, un niño  y una niña, el hijo de su esposo y la hija bastarda de su primer amor, la cual correrá su misma suerte de princesa de nostalgia.

Sus ojos amoratados de tantos golpes y el rostro por completo demacrado de tanto cansancio de tristeza, de tanta falta de amor y seguridad.

Mirando hacia el infinito del cielo estrellado vuelve la vista hacia un lado del espejo viendo la foto desteñida de su padre muerto cuando era una niña...

Una lágrima corría por los ojos de la madre, cuando volvió a mirar el columpio venía su esposo con su hija en brazos, sonriendo ambos con una paz y alegría sin igual tatuados en sus corazones y dibujados en sus caras.

Ella mientras tanto mira las nubes y al ver que la lluvia se detiene les devuelve la sonrisa.

martes, 10 de noviembre de 2009

Esperando por un muerto


Sus ropas de tiempo añejo, sus ganas de color marchito. Las arrugas que acentúan sus expresiones tristes del tamaño del mundo entero. Su alma con voz agonizante. Su cuerpo de consistencia muerte.

Mirando la gente pasar, el sol ponerse... Su cuerpo desgastarse día tras día. El mismo trajinar triste, la historia eterna del universo cambiante, cuestiones de la naturaleza por las cuales no tiene un objetivo fijo, acorde consigo mismo ni con el mundo entero.

Alza las manos para pedir ayuda, sin embargo todos pasan y lo miran de modo despectivo, y de cada quiénsabecuantas personas alguna de ellas se remite a echarle una moneda. No tiene un sombrero donde las echen, y tampoco vaso ni cuenco, símbolo de su pobreza. Solamente porta como insignia primera su desoladora tristeza, portadora del hambre de su estómago y de su alma, ladrona de su virtud. El propio aire putrefacto que emana de sus pulmones lo hace tiritar, pedir a gritos abrigo, sin embargo nadie lo escucha, por eso perdió el habla, por eso perdió las palabras.

Nadie sabe cuantas cosas pasaron que pudieron haberlo arrojado a pedir dinero, a pedir una cura para su alma con cáncer de depresión, y por supuesto a nadie le interesa; mirando los niños pasar de la mano de sus padres comprende el porqué de sus sonrisas, frunce el ceño y hierve en su sangre el odio, porque envidia su confianza, porque envidia el hecho de exista su compañía mutua.

Sin embargo cuando ve a los niños que, como él, no son más que dueños de su propio cuerpo y alma, piensa el porqué de su castigo, el porqué de que la vida se torne tan dificil para la gente desdichada y sin una sola moneda en el bolsillo zurcido de su pantalón roto. El porqué la gente pierde a sus seres queridos.

La necesidad los volvió egoístas, amargados, malditos, pues vió a tantos pequeños morir de hambre bajo el puente, que es donde duerme, con las cucarachas y las ratas de compañeras y de alimento, sin más abrigo en su cuerpo que su camisa desgastada y su pantalón roto, sin más protección en sus pies que sus zapatos regalados, y ya destapados, dejando a su paso huellas tan profundas como el color de sus ojos.

Después de tanta indeferencia la palabra "gracias" se borró de su vocabulario.

Dejó de mirar al horizonte con esperanza, porque la esperanza simplemente es un acto vano de tratar de que todo parezca mejor, además que la pobreza y la inanición le despojaron de la buena vista.

Las ráfagas de viento con misión de matar buscan ahora los agujeros más grandes de sus ropas insulsas, y es en ese momento cuando extraña los brazos de su madre, las caricias de su mujer y los besos de su hija.

La falta de leche le quitó los dientes, y la falta de amor le arrebató la sonrisa. La vida endemoniada le quitó la posibilidad de conseguir un empleo y la muerte inoportuna le quitó sus motivos de vivir. Huérfano de toda alegría hoy llora porque no tiene otra salida más que esperar que el destino lo arrastre hacia su pronto sueño eterno, ya que él no puede quitarse la vida.


Y lucha por su existencia porque las personas que lo eran así lo quisieron y cada vez que escucha un grito clamando auxilio se le escarapela el cuerpo. Maldice las horas en que tuvo familia, mientras que en otra parte de su mente siente como su corazón llora por aquellos sentimientos tan estúpidos, por haber maldecido lo más hermoso que pudo tener jamás.

No recuerda su muerte, porque podría morir de hacerlo, mientras que yo acecho, mientras que yo espero. Mientras que yo sonrío al ver como su desdicha desgarra sus deseos. Mientras observo como mis actos mutilan su razón de ser.

Y así como me lleve a esos niños, solamente espero el momento exacto para presentarme ante él. Y así como hace un par de años, o segundos quizá, hice que un accidente las trajera conmigo, hoy espero que los recuerdos más tristes de su mente inútil le quiten del todo la conciencia y pueda traerlo conmigo, para así tener una víctima más en mi presencia. Hombre marcado por su sola existencia, vagará en vano hasta que le dure la resistencia, mientras tanto más gente seguirá muriendo y yo seguiré sonriendo, hombre condenado, hombre maldito, todo estaba escrito y un día de estos te llevaré conmigo.

martes, 27 de octubre de 2009

Angustia

Vivo engañándome pensando que las cosas van a cambiar, cansado de esta cárcel con olor a tristeza añeja, con esa ráfaga de viento marchito corriendo todo tiempo por las ventanas sin cristales.
Cuando era niño las cosas siendo simples me resultaban deliciosas como el chocolate caliente los domingos por la mañana, como las noches de navidad...
Hoy no tengo nada más que dar que mis huesos marchitos y resquebrajados que la vida fue masticando poco a poco con sus colmillos de tres metros, con su hocico que nunca vacila a la hora de manosear y consumir lo más feliz y puro que tiene tu vida.


Vivo cansado de fornicar todo el tiempo con estos conocimientos aún verdes, por madurar, esperando a ser vendidos una vez fornicados por mi infinito esfuerzo por comprender las cosas, cosas que todavía no entiendo, por lucrar con esa prostituta costosa que es ser un "profesional". Vivo hastiado aún de sólo pensar que tendré que ahorcarme con una corbata bonita y un terno bien planchado. Mi cara de muerto aún no logra espantar esa idea redundante en mi cerebro, aún no logro asimilar que me absorve este maldito sistema.

De niño participar de esa condenada orgía color invierno, que es la escuela. Habilitarnos un cerebro apto para recepcionar las más complicadas fórmulas de cómo hacernos cada vez más infelices. Ahora comprendo una verdad que el sistema voraz se tragó por un tiempo, pero que ahora gracias a estos párrafos tristes logré hacerla regurgitar, estamos hechos maquinalmente para ser una especie simple, sin conciencia que solamente se dedica a pulular durante su penosa vida por este patio del infierno, por este inodoro del universo, que simplemente se dedica a seguir un curso trazado por la mano de un robot imaginario.


Esta verdad pútrida me perseguirá hasta el resto de mis días, hasta que simplemente mi memoria se esfume como la ráfaga de balas lanzada por un rifle de guerra, cuando me mire al espejo y sea exactamente como se encuentra mi alma desde que nací.
Nos cortaron las alas al nacer, nos dejaron privados de toda libertad de pensar, y la luna mientras mengua se burla de nosotros porque está lejos, porque al menos ella tiene algo que ocultar. Nos castrarón de la posibilidad de ser divinos, de llegar a ser algo realmente hermoso, ahora simplemente nos queda vivir para llegar a la muerte, que lo único realmente seguro.


Tengo sed y mi espíritu sediento se queja a desgarradores gritos, solamente quiero descanzar de esta vida de mierda y pensar que mañana por la mañana mi existencia realmente valdrá la pena. Esperaré ese día como todos los días que me siento a mirar por mi ventana ese cielo inútil, a mirar a que caiga la lluvia de alegría que todo tiempo anhelo, por la que aún respiro.






jueves, 15 de octubre de 2009

No lo pierdas de vista...


Acercándose sin previo aviso, e incluso sin poder adivinarlo, una persona con un talento particularmente bello mencionó mi nombre como merecedor a este galardón virtual.


Mencionaré que no es algo tan común de mi parte recibir alguno de estos y es porque tampoco soy asiduo a leer más que lo que me llama realmente la atención. Empezé este blog sin mucho entusiasmo ya que simplemente estaba harto de escribir dentro de hojas de papel y que estos quedaran relegados dentro algún cuaderno, "guardadas", para leerlas en otra ocasión. Ha pasado alrededor de un año y los progresos con respecto a mis lectores han sido prácticamente ínfimos. Salvo considerables excepciones, siendo estos especiales lectores y escritores de este medio de expresión.


Tres cosas me sorprendieron al leer tu comentario, Silderia. La primera fue recibir el premio, la segunda fue saber cómo se iniciaron ambos en la redacción-composición dentro de su blog, y la tercera, que obviamente merece la mención, fue la de comprobar lo que afirmas en tu post, el señor Eduardo Andradas tiene una forma de escribir sinigual y tan sorprendente que solamente puedo expresarle de este manera tan burda.


Y bueno, dejando de lado tanta palabrería, irónicamente, presento a mis merecedores del mismo premio:


  • Silderia, a quién estimo muchísimo por la atención que le presta a mis escritos y la forma tan especial de comentarlos, y no sólo por eso sino por la mística con la que escribe las cosas y el modo tan radical con la cual nos presenta tanto artículos interesantísimos, como historias de inframundo y cosas fantasiosas, para ti mi primera mención como merecedora de este premio.

Blog: Luciérnagas diurnas - http://nocheiluminada.blogspot.com/

  • Sangreybesos, quien también merece mi completa consideración y admiración, novio de Silderia por cierto. Su blog me hace reir y cambia completamente mi esta de ánimo, lo mejora siendo más específico. Su modo de representar varias personas dentro del mismo escenario, además del léxico tan simpático que nos presenta hacen de su blog uno de los mejores que he conocido si se que uno quiere pasar un buen rato. Por mi parte ambos merecen este premio y muchos más.

Blog: Un beso de buenas noches de mil demonios - http://mecagodentro.blogspot.com/

  • Eduardo Andradas, quien para ser la primera vez que lo leí me dejó fascinado con el modo en que esribe poesía, no habiendo leído más que un par de tus post te felicito y te animo a seguir escribiendo como lo haces, que por cierto es de un modo excelente.

Blog: Poesía Eduardo Andradas - http://elleteoenverso.blogspot.com/

Me parece que esto es todo por ahora. Gracias.

martes, 13 de octubre de 2009

Jamás quisiera que anocheciera...



Mientras descanzo pegando mis brazos a tu cintura, juntos acostados, mi cabeza apoyada en tus senos y tu cuerpo calentándome, recuerdo nuestra primera noche juntos.

La respiración entrecortada y lenta, cierro los ojos y recuerdo con nerviosismo como es que paso a paso nos entregamos. Tu mirada angelical de lujuriosa ansiedad, la forma sencilla en que me besaste, tus manos textura olas de mar, tu desesperación por complacerme, tu entrega total y tu disposición absoluta. Mis manos recorriendo el camino de plata de tu columna, ese camino que nos convirtió a ambos en pecadores prematuros de un deseo de fuego que no se extingue ni con toda el agua del mar. Tu sonrisa tierna y tus labios deseosos de placer, de conocer. Tu curiosidad y tus ganas que no tenían fin. Tu cintura forma de lazo de seda, tus mejillas sonrosadas y ardientes. Tus brazos con piel de gallina y tus manos recorriéndome por completo. Y recordando, recordando, una sonrisa aparece en mi rostro, una sombra de la expresión antigua que nos decía que todo estaba bien.

Un recuerdo más esta noche para enamorarnos aún más los dos, aunque solamente lo intente yo, aunque solamente se sienta mi presencia en esta habitación. Un recuerdo más que nos diga que esta noche es para siempre y antes que tengas que partir, como se supone que debería ser, voy a tentar tu suerte y la mía con un recuerdo aún más triste y alegre que la propia creación, tan lejana, tan nostálgica, tan de nosotros, como nuestros cuerpos y nuestras marcas en ellos.

Un recuerdo que permita que el abrazo que te doy me sea devuelto por ti misma, un recuerdo que borre para siempre esta tristeza absoluta de mi mirada posada en tus ojos cerrados. Un recuerdo que destierre todo lo pasado y mantenga eterna la esperanza de que todo vuelva a ser como antes.

Siénteme de nuevo esta noche, no duermas, despierta como la primavera eterna que me regalaron tus manos y el verano intenso que me prodigaste con tus abrazos.

La cama adoselada sigue teniendo la misma sábana blanca de hace tantos años y tu rostro ahora pacífico no pareciera ser partícipe de mi ingente tristeza, tu rostro pacífico que sigue teniendo la misma tonalidad canela que tanto me encanta, un color piel de ángel de verano, que me retorna el corazón al cielo donde te hallé, donde te siento cada vez que te veo.



Quisiera que nunca anocheciera, que el sol se quedara allí, estático y nunca reinara la oscuridad. La noche es tan triste sin ti mirándome, sin ti respidando sobre mi cabello luego de hacer el amor, sin tus hebras de cabello acariciándome el abdomen. No quisiera nunca más la noche dentro de mi visión, dentro de mi vida. Saber que esta noche que se va acercando representa el inicio de muchas noches más en donde voy a tener que sentir lo mismo, hasta que me mate la nostalgia de saber que nunca más vamos a estar como antes. Saber que diste tu último suspiro en mis brazos y sabiendo que ahora más que nunca me abandonaste sin querer. Porque sé que nunca me hubieras dejado solo si me hubieras visto llorando como ahora. Sé que nunca hubieras dejado que se agrandara mi pena por esta muerte tan prematura de una mujer tan bella. Ahora es demasiado tarde y lo que me causa tanto dolor es el simple hecho de saber que siempre me fuiste fiel y las cosas que pasamos no las volveré a pasar jamás. No te grito un "Adiós" porque sé que sin ti pronto esta vida será la muerte para mi corazón y mi alma. Pensé que íbamos a morir juntos, de viejos, cansados de tanto querer y amar, pero esta noche, no es como otras noches, por eso lloro, simplemente por este recuerdo, por esta primera despedida juntos, por esa primera noche juntos.

Que este recuerdo tan bello de la primera noche juntos sofoque a punto de quiebre esta agonía por la que pasa mi corazón, que nunca más nada nos separe esta noche. Y mientras el sol se pone y mis lágrimas anegan mi rostro marchito siento que muero junto a ti y solamente queda el silencio...

Pasados siglos, años, horas o segundos, quién sabe, vuelvo a sentir tu respiración sobre mi cabeza, y no sabes la manera en que mi corazón celebra, a pesar que siento que es una ilusión y me embarga la pena.

-Mi amor, ¿qué te pasa? - dijiste.

Al parecer mi llanto desconsolado había tomado su rumbo y te habías despertado borrando, como siempre, de un sólo tajo las cosas que me tenían tan triste y sin razón de ser. Esta vez solamente había sido un sueño, sé que esto no puede terminar tan rápido, porque sé que te amo. Y trantando de calmar tu propia pena al verme llorando, te dije:

-Simplemente tuve un sueño raro.

martes, 22 de septiembre de 2009

Espérame en el siguiente puerto...



Las cosas importantes para mí no tienen significado, ahora que no estás a mi lado todo se dio por terminado. Hasta ahora los granitos de arena me susurran en silencio tu mirada, la fiereza del mar, antes por mi añorada, me dejan el amargo sabor de tu ausencia; el sol me quema menos y las nubes rechazan su forma y su sentido porque ahora no estás para mirarlas, porque las cosas más inexplicables tienen sentido cuando evoco tu ser, tu sonrisa, tu vida.



Ya hasta la brisa tiene compasión de mí. Ser un navegante en este ondeante valle de lágrimas no tendría sentido si no encontráramos, por fuerza, la razón de nuestro vivir. Y eso eras tú para mí.
Sígueme mirando, donde quieras que estés, mi amada, que todavía no se termina el mundo, ya que "mi mundo" está superditado al número de tus pasos alejándote de mí. Porque cuando miro tus ojos las cosas no parecen tan reales, se me desmoronan los sentimientos y se me rompe el corazón. Saber que tu partida no es más que un asqueroso silencio que me parte el alma en dos, uno para ti y otro para mí. Saber que ahora que el agua, la tierra, tus pasos y mi vida nos aleja hacen que me asuste de saber cuánto voy a vivir con este castigo, porque, al parecer, solamente mi último suspiro me dará la paz que necesito.



Y pues sí, ser un navegante es algo fastidioso, pero un navegante como yo lo es más. Todo el tiempo dejé atrás corazones infelices, caras sollozantes, miradas tristes. Ahora me tocaba a mí ver realmente lo que se siente que te dejen y se marchen a un lugar sin encuentro, un lugar donde ningún mapa revelará su ubicación. Saber que quién espera ahora al regreso soy yo, saber que soportar saber que no estarás.


Sigo mirando el horizonte y mientras siento que te alejas y me alejo no puedo olvidarte, y una lágrima rueda por mis mejillas, y como por cualquier motivo no quiero desperdiciar ni una partícula de tu recuerdo, me bebo la mitad de esas lágrimas, inclinando mi rostro hacia un lado y esperando a que caigan. La desdicha que me embarga hace quiera fallecer a golpes de machete, que quiera ser tragado por el agua que me rodea. La tarde se va disperasando con sus pájaros cantores y las olas entusiasmadas, que en otro momento me hubieran prometido una buena aventura, ahora solamente me dejan la desdicha de saber que nunca más el mar será mi motivación, porque ahora mi motivación es la tierra que pisaste, la tierra que nunca más pisarás, el lugar del cual te alejas y nunca volverás, ya nunca volverás.


Maldito anochecer, porqué tuviste que llevártela ayer. Sigo con la mirada fija hacia el sol que desaparece y ahora mis gemidos son más sonoros. Mi corazón agonizando pide a gritos que vuelvas a buscarme, que vuelvas a tocarme, a besarme, y miro hacia lo lejos a ver si por algún motivo olvidaste algo y te acercas a preguntarme. Buscando a tientas en la oscuridad, pruebo y me desespero, a ver si por algún sortilegio macabro vuelvo a tenerte cerca mío, pero la mente no me deja ser feliz, y ni aun por compasión me deja volver a sentirte, no me deja saber si tú también estás triste.
Las lágrimas no me dejan ni mirar y siento que me duele el corazón, que me duele en realidad el cuerpo en su totalidad, porque me prodigaste tus caricias sin pensar, sin reclamar. Ahora mi humanidad responde a este dolor del alma y el corazón, se compadece de ellos y comparte su dolor.


Mañana por la tarde volveré a esta parte de mi barco, a ver si todavía puedo recordarte saludando a lo lejos con tu sonrisa de niña ansiosa, con los brazos abiertos diciéndome que nunca más me dejarás ir la próxima que vuelva. Hubiera esperado más por parte mía para cumplir también una promesa similar a la tuya. Porque desde la primera vez que me fui y me lo prometiste siempre hubo un vínculo que nos mantuvo cerca, algo que siempre hizo que volviera, ahora que volví por última vez las cosas habían cambiado, todo estaba predestinado. Ahora la noche nos aleja aún más de nuestro encuentro. Pienso que ahora debería estar muerto, ya que este dolor es insoportable, la noche es tediosa recordando tu belleza, las ojeras que llevabas por trasnocharte conmigo. Tus manos maltratadas por tanto trabajo y esta estúpida vida, esta maldita vida, que sólo nos dejó ese incómodo sonido en el oído, el de un barco zarpando detrás mío.

Prometo buscarte en el siguiente puerto, y en el siguiente y en el siguiente, y prometo que voy a quedarme como estoy, quizás de este modo las cosas vuelvan a ser como antes, quizás de ese modo vuelvas a buscarme, y me esperes en el siguiente puerto. Quizás ahora que no puedes escucharme algo en tu ser te llame a encontrarme.
Quizás ahora puedas ver cuánto sufro por tu ausencia y quieras venir a consolarme. Pero si puedes escucharme , espérame en el siguiente puerto y prometo no marcharme, ¿no ves que mis ojos de desangran buscándote? Sigo mirando al horizonte y no quiero vivir sin antes encontrarte.


Espérame en el siguiente puerto, que aunque para mí sea el último en esta vida, prometo no volver en mi partida de ir a buscar. Espérame en el siguiente puerto que si la vida tiene que costarme, por ti me muero para que en la otra vida pueda abrazarte. Como tu bien sabes la vida tiene muchas paradas y una de ellas es la definitiva. Ahora que me lanzo al mar en tu búsqueda espero que cuando el agua salada sofoque mis pulmones y el frío de la noche me arrebate lo que me queda de tranquilidad, en mi agonía te pueda encontrar, porque tú eres mi puerto final.




lunes, 15 de junio de 2009

Se va a llamar como tú...




Triste este cansancio que me produce seguir caminando, las ganas que tengo de parar y no seguir con este desagradable condena. Porque mientras paso por un charco de agua y bajo la cabeza no puedo evitar que me guste el desagradable aspecto que tengo a los ojos de los demás.

Las cosas que hice a través de mi vida siempre las cargaré como un lastre para sentirme buena persona... Sin embargo lo que más me tiene conmocionado es que no me importa.

Las últimas veces que te vi tenías un aspecto similar al mío, la gran diferencia es que tú no tenías ese rastro que deja en los ojos algo terrible.

No te pido perdón por llegar al punto al que llegamos, tú muy lejos, y yo hecho un trapo humano. Los recuerdos bullen por mi mente, y aún ahora veo tus manos delicadas y pequeñas mientras me hacían un "adiós", y era exactamente por eso que te sentías tan desdichada, mi ausencia te hacía retorcer de dolor, y era literalmente retorcer, quién sabe el porqué de tu comportamiento, los llantos, los tirones de cabello, los gritos, pero algo de eso, al parecer, me desquició.

¿Quién puede explicar los motivos por los cuales una mujer se vuelve loca? Aunque en realidad a mi parecer, tus reacciones fueron las de una persona realmente "cuerda", aunque mi opinión ahora no cuenta, ya que, al parecer, yo también he perdido la razón.

¿Porqué tuviste que gritarme de esa manera? ¿Porqué tuviste que proponerme aquello? Y sobretodo de aquella manera... Yo jamás habría hecho aquello si no me lo hubieras pedido, y hablando de esto no puedo dejar de pensar que la actitud que refiero ahora es un simple recuerdo, y que si no le hago lo mismo a otra persona en este momento es porque simplemente las "reglas de la sociedad" lo tildan como una aberración.

Nunca quise engañarte, pero por la manera en que me lo pediste, sí quise hacer lo que me vociferaste en ese momento.

Las cosas que dijiste aún resuenan en mi mente, jamás quise engañarte, lo juro. Pero las cosas pasaron como no debían de pasar, las cosas que hice, inducidas en parte por el alcohol, en parte por la lujuria, no las hice de corazón.

Cuando te conté el resultado de esas acciones enloqueciste, y en realidad la culpabilidad la cargo yo, jamás diría lo contrario, resultado de esas estúpidas acciones ahora también estoy loco.

Si no me hubieras gritado tanto que me amabas, si no me hubieras convencido de aquella manera...

Ella salió embarazada, y ella también está enamorada de mí, de una forma muy diferente e inferior al sentimiento grandioso que me prodigabas. Realmente extraño eso, las cosas que eran como mi alimento, las cosas que ahora me producen una gran desazón. Extraño tus manos pequeñas sobre las mías, extraño tu mirada cálida y expresión de seda, extraño los momentos que se hacían cortos a tu lado, extraño tus abrazos y tu manera de peinarme, extraño el olor que dejabas sobre mi ropa y mi cuerpo, extraño tus remedios para mi soledad y extraño tu cocinar, pero lo que más extraño y hace a mis ojos botar lágrimas en este momento es el hecho de saber que no estás viva, el hecho de saber que nuca más veré el brillo especial en los ojos que te hacía ver más viva que el resto de la gente.

Tuve que matarte, tuve que matarte, me lo pediste... ¿Porqué me lo pediste? ¡Sé que me equivoqué! Sé que estabas triste, y por tu culpa y más aún por mi culpa, ahora también estoy triste, estoy muriendo de tristeza, y la razón por la cual sigo vivo es por la misma razón por la que ahora estás muerta.

Me hubiera gustado acompañarte, pero tenía otras obligaciones a las cuales responder, sabía cuando lo estaba haciendo que esperabas que te acompañara, pero sabía que solamente era un arrebato de egoísmo, porque jamás fuiste egoísta, jamás me lo permitirías.

Cuando tomaste el veneno y al final me miraste y tenías esa expresión que tanto me gusta, esa expresión que siempre me decía lo profundamente enamorada que vivías de mí tuve ganas de mandar todo al infierno y buscar una manera de no dejarte hacerlo, pero sabía que las razones de ello eran mi culpa, y ahora que estoy tan loco como tu te comprendo.

Sé que querías tener una hija conmigo, sé que la tristeza, el hecho de saber mi traición y mi vergüenza fue lo que te mató. Sé también que antes de morir sabías que iba a ser niña y sé que querías que se llamara como tú.

El tiempo sigue pasando y 7 meses se han terminado, ahora que cada vez más el tiempo me va consumiendo y la pena me va asesinando se acerca el momento.

Mi hija va a nacer dentro de poco y, te lo juro con todo mi amor, se va a llamar como tú, Nicolle.