miércoles, 3 de marzo de 2010

Andando solo






Dando pasos sin parar, sin dudas ni pausas, camino lentamente hacia un rincón escondido. Mis pasos no dejan huellas sobre la tierra, porque mi sombra incansable las oculta, las mantiene lejos de la soledad que me persigue.

Camino en una noche de luna, de luna llena, y me persigue una estrella de extremo fulgor, me persigue tu amor. Cambia el paisaje de tierra a arena y la luna me sigue regalando su luz, que no es mejor que tu luz. Mi luciérnaga enamorada, no me dejes nunca, no me sueltes jamás, mantén las estrellas brillando así, aún más quizá, con tu hermosura que no tiene fin. Árboles y tristezas compactadas me miran pasar, y no hacen nada por ayudarme a encontrarte, simplemente lloran por mí, tu ausencia.

Noche vacilante que me mira pasar caminando, las cosas que antes me tenían pensando, hoy me propagan dentro una paz infinita, perenne, inamovible, extraña. Una paz que solamente se conoce cuando no existe nada más, cuando solamente somos tú y yo.

Por tu sola mirada no me basta regalarte esta luna llena, entera, redonda y perfecta, con sus manchas grises dibujando tu nombre en el cielo incomprensible que veo esta noche. Camino decidido con una mochila a la espalda, con tu nombre escrito escondido tras un bolsillo donde guardo mis recuerdos. Me doy al trabajo de cada dos latidos y medio estirar el brazo y buscar que se encuentre cerrado ese bolsillo, con una obsesión absurda de que alguno de ellos se escape inesperadamente del contenedor más cercano que tengo a la mano, el cual elegí para no olvidar jamás el motivo de tu nombre al lado de mi nombre.

Esta noche que camino solo te extraño más que nunca. Esta noche me siento aún más enamorado, inspirado, porque existen noches como ésta donde me devano los sesos tratando de escribir la fórmula más perfecta para seguir enamorándote, dejándote sin aliento, estrechándome con más fuerza para no tenerme más lejos.

Y en las noches en que no quiero escribirte simplemente te pienso, y esa sola idea de verte pronto me mantiene con vida, y cuando te tengo cerca simplemente te disfruto de principio hasta mi muerte. Escucho el silencio, ese mutismo que me trae más recuerdos de una noche similar. 


Escucho la noche sorda y en silencio, ese silencio innato que le pertenece solamente a la soledad perpetua. La sangre que emana de los árboles me tienen maltrecho con tanto dulce aroma a nostalgia de muerte. Pues la muerte es mi peor compañera en esta ausencia de tus manos, en ausencia de ti, por eso sigo caminando, buscándote...

Las anomalías de la naturaleza me tienen sin respiro, pues soy yo también una anomalía, y lo eres también tú... Cómo podría vivir sin ti, ahora que vivo contigo. Como podría evitar que proyectaras tu luz de sol saliente, cómo podría evitar mi corazón suspirar cuando te encuentro desnuda, pegada a mi pecho, suspirando a un mismo punto de reloj. Cómo podría dejar de pensar si quiera en tenerte entre mis brazos, si mis brazos fueron creados para estrecharte.

Porque no sé ser si no estas, soy otra persona, no soy yo mismo, soy otro, no valgo la pena si tú no estás. No logro estar acorde con la melodía de mi vida, los segundos se me tornan marchitos y el día lluvioso pierde su belleza de princesa danzante. Toda cosa sombría que llama mi atención pierde total sentido cuando me haces falta, cuando no sé dónde hallarte.

Esta lejanía me tiene embobado, me tiene acechante, pensando que en el primer momento que te vea debo echarme a tus brazos, que aunque sean más pequeños, podrían almacenar con tu belleza el mundo entero, sigo contando mis pasos hasta poder apreciarte, besarte...

Llevo años esperándote, queriendo saber dónde hallarte, y han tenido que pasar años de tristeza, de soledad compartida, para poder tenerte. Momentos como estos, en que el aire escapa de mis pulmones, momentos en los que me faltas para respirar...

De todas las formas de pasión que he soñado, la manera mas apasionada de pensar y de amar la he encontrado contigo. De tantas cosas que viví todas aquellas por las cuales vale la pena vivir, las he vivido contigo. De tantos momentos juntos no existe mejor momento que el ahora, que estamos juntos... sin embargo ahora no lo estamos...


Sigo caminando para comprobar de una vez si no eres un hada que aparece con cada nota de tristeza que entona mi corazón, pero tu cuerpo es humano. Tu alma, corazón, sonrisa y ojos sin embargo son más celestiales que todas las estrellas y la luna con su más hermosa cara.

Sigo caminando para ver si te encuentro otra vez grabada de punta a extremo en mi enamorado ser. Te siento con solo pensarte, te reconozco con solo respirarte, te extraño con no verte, quiero tenerte por siempre mía, mía.

Sigo caminando y caminando a ver si los aires venideros me regresan a casa, si las estrellas me guían más cerca. A ti, mi casa, mi mundo a parte, mi eterno refugio.





2 comentarios:

Silderia dijo...

ya lo decía un cantautor y poeta, caminante no hay camino, se hace camino al andar, caminante no hay camino, sólo estrellas en el mar.

El camino puede ser largo, solitario y carente de sentido, o no tenerlo en absoluto y seguir un guía que nunca dice dónde te llevará, acompañado de pensamientos y añoranzas, de recuerdos y momentos. Eso depende de ti.

Besos, Silderia

Ignotus dijo...

Pues sí, tienes razón, uno simplemente busca, mientras avanza de a pocos, encontrar una estrella que guíe tu camino, y creo que tu y yo tenemos el nuestro. Saludos y gracias por visitar.