jueves, 7 de mayo de 2009

Me están esperando...

Porque sólo sabes sonar sincero cuando estás lejos, y de la tristeza eres dueño. Haces cosas sin pensar, tienes ganas de llorar. Tu mirar vacilante me dice qué piensas, ahora que lo ves la vida no puede estar más muerta, mientras tu corazón quisiera dejar de palpitar.

No vas a negar que extrañas tu vida de antes, pero en la situación en la que estás no dejarías que el destino te arrebate las fuentes de felicidad que tienes. Te cogerías de ellas tan fuerte que hasta les harías daño a sus fibras más sensibles. Te romperías las uñas y aún de ese modo verías la manera de morder para quedarte cerca. Tu situación es tán triste, tan desesperante, que al parecer un sólo soplido más de melancolía sería suficiente para darte en la razón, despojarte de ella y conducirte al suicidio.

No me mires a los ojos, espejo de mi alma, que mi corazón siente tu pena. Esta condena amarga que me tiene observándote y a ti sufriendo, nos hace merecedores de la más profunda de las compasiones, esas de las que solamente se escucha cuando uno habla de un moribundo...

Pues eso es lo que eres, pues eso es lo que soy. Y ahora mirándote a los ojos, siento un gran enojo, porque sé que pudimos hacerlo mejor... Les negaste lo mejor de tu compañía, y eso que antes eran lo más importante en tu vida, antes no esperabas un segundo sin verlas, mejor era recibir la muerte completa, pero tú mismo destrozaste esa ilusión, te empujaste al olvido y a hacerle daño a ese par que era tu gran amor. Querías que llegarán a viejos y ver crecer a tus más grande amor, pero no lo lograste, ahora has perdido todo, sin excepción. Ahora también estoy triste porque por más que te grité lo que pude pudo más ese camino que tomaste que la razón.

Las sonrisas que iluminaron tu vida iluminarían la vida de cualquier mortal, y esas risas, esas risas que despertarían el alma más yerta. Sin embargo son esos los motivos de tu tristeza, no crees mercerlas y tu corazón, y mi corazón, tienen ganas de llorar.


Cuando salimos a la calle reuhímos la mirada del resto, cuando nos miran a los ojos asoman a ellos un tono nostálgico, se tornan vidriosos y el socializar pierde todo sentido práctico. Ahora que estás solo, y estoy solo, podemos acompañarnos, pues aún esta soledad es llevadera si no nos volvemos locos.


Pudiste hacerlo mejor, de eso estoy seguro, porque cuando pienso y recuerdo los momentos en los que nos preguntaban "Qué teníamos" miramos al vacío mientras decíamos "Nada". Y es exactamente eso lo que nos queda ahora que todo lo convertimos en nada.


Es más, aún estas palabras que ahora pronunciamos en nuestra mente parecen ser nada, parecen no llegar a nada, ¡es tan desesperante!, nos costó ser más ecuánimes...


Si tan sólo cuando nos pedían que les diéramos un beso lo hubiéramos hecho, las cosas ahora no parecerían tan vacías.


Y ahora que vuelvas a esa casa, ahora que me lleves para allá, procura dedicarles más tiempo, produra responder a sus preguntas, sobretodo a la pequeña, que cuando recuerdo su belleza, su tierna manera de consultarte y contarte sus problemas, se me parte el alma y rompo a llorar.


Ahora que vayas a verlas, ahora que las sientas de nuevo cerca, déjame también acercarme a ellas. Déjame decirles cuánto lo siento, déjame decirle cuánto las siento.


Para cuando me respondar pueda llorar en sus brazos, para que los pedazos de esta alma rota puedan sentir la liberación de sus abrazos. Para que pueda dejar de romerderme, para dejar de sentir que pude hacer más contigo para no perderlas.


Esta noche es tan significativa, esta noche que de nuevo me escuchas, esta noche que por fin te escucho mientras piensas. Esta noche no es, al parecer, como otras tantas noches, esta vez sí sopló un dejo de melancolía, o sería quizás tu corazón que no quería sentir más culpa. Esta noche tirado en tu cama sigues pensando que pudimos hacerlo mejor, sin embargo te perdono, te perdono todo este dolor.


Dejando los detalles quiero que sepas que te perdono por todo, que las razones para que sintieras parte de mi enojo ahora son ya insignificantes, el licor esta vez no tocó para nada en tu coraje, esta vez eres valiente por tu parte.


Y ahora, en el momento culmen, en el momento en que alzas la pistola y te miras al espejo, puedo ver la decisión en tus ojos y el temblor de tus manos, esta vez, a mi parecer, haces lo correcto, no debiste beber tanto, sino ahora, en este preciso momento, sus suaves manos te estarían sujentado, sus tiernos besos estarían paralizando esta mundana locura, si no hubieras bebido tanto ellas no estarían en el cielo por ti esperando, tu auto no se habría volcado y ellas estarían acompañándonos, pero no sucedíó así, tu vicio pudo más que sus ganas de vivir. Sé que las recuerdas gritando, mientras tu hija dormía y se despertó y mientras el auto daba vueltas de campana, murió llorando. ¿Recuerdas ahora, tan bien como yo, a tu esposa rogando por la vida de su hija? Si lo recuerdas tanto como yo, hemos tomado una decisión. Ahora que la amargura nos ha tenido mucho tiempo indecisos, esperando. Ahora que jales del gatillo tú y yo estaremos perdonados, y esta vez, allá a los lejos donde brilla el sol y se pierde la luna, lo haremos mejor.

2 comentarios:

Silderia dijo...

Melancolía, tristeza, sueños rotos y el miedo a cambiar porque no sabes lo que viene. Te agarras a la felicidad de tu estación pasajera, nada se mantine inerte en el tiempo, todo se mueve, hasta la más mínima piedra, muta por los quehaceres del tiempo. La gota orada a la piedre, el viento la pule, los cambios abren un corazón escondido tras capas de tristeza, el fenix renace, de ti está el saber cuando ha cambiado. Morir, se muere todos los días, renacer, sólo unas pocas de veces, no merece la pena aferrarse a nada, los cambios se producen, ¿aceptarlos? puede ser una solución, ¿qué sean lo que tú deseas? Eso sólo está en la mano del que verdadermente quiere encontrar algo.

Saludos desde un rincón perdido del multiverso.

Ignotus dijo...

Wow, saludos para ti donde quieras que estés, jajaja, gracias por la visita.